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Mi libertad es esta vivencia que no cabe en tu cabeza. Es este pulso lo que de ti me diferencia. No hay receta que cure tu falta de paciencia para un cambio de consciencia. Se encargará el taxidermista de mi vieja envergadura; vil costra ofensiva desarrollado me tenía, raptado de sol y sabiduría, reptando la mentira; de las oportunidades. De lagarto sólo la piel tenía, mi gata lo sabía. Sin pensar que existo, por un camino sin rastro con ella me voy, que me hace mimos por amor, donde las cosas que pienso serán un hoy.

 

Igual me duele la mentira o la verdad, son las dos partes de esta rea- lidad, que duele por los dos lados, esa es la verdad. Cansado de buscar un lugar, no soy de aquí, no soy de allá, esa es la verdad. Fui hecho en una escena donde no estuve, soy el hecho de un momento, un hecho sin pensar, un arrebato en cualquier lugar, así que no soy de fiar, en cualquier momento aparezco sin que me esperen, sin avisar.

 

Voy a dejar de llamarme, no voy a cambiar, igual el desenfreno es lo único que nos hace cambiar. Es nuestro destino, una confusión enfermiza dividida que se entrega entre las piernas, por amor y por deseo, para la vida y para la muerte, la genitalidad.

 

Yo sé que no sos el amor de mi vida, yo sé que sos una muy buena amiga, pero hoy te quiero decir, te quiero, gata mía, por ser mi confidente moral, genital complaciente y maternal. El servicio mutuo y la compañía no se encuentra en una lobería, es un juego de mesa, tu carta junto a la mía, una excelente partida.